Ángela Ponce fue coronada Miss España desde junio, pero se dio a conocer en las plataformas del mundo gracias a los tabloides, y a las redes sociales, por supuesto. Miss España tiene gracia, elegancia, belleza y unos pies bien plantados en la tierra, los que le permiten mantener la coherencia frente a toda adversidad. Cuando decimos “adversidad”, nos referimos a los ataques hacia su persona por participar en un “concurso para mujeres”, o por lo menos, en general eso es lo que opinan los usuarios en social media que se autoproclaman miembros activos de la comunidad LGBT+.
Las críticas no podían faltar, pero nunca esperamos lo que vimos, aunque es bien sabido que los peores enemigos de los gays, somos justamente otros gays. Aunque la transfobia de la comunidad se intente esconder con escusas o palabras necias, este mal es constante y nos parte el alma porque vivimos en un mundo que nos señala, e incluso con ese sentimiento sobre nuestros hombros, nos gusta apuntar el dedo hacia la cara de otro de vez en cuando.
Algo es seguro, Ángela pasará a la historia como la primera mujer trans que tuvo la oportunidad de participar en Miss Universo, y no sólo eso; creemos firmemente que su figura como icono mundial, liberará un poco las cadenas de este grupo social tan apartado por heterosexuales y homosexuales por igual.
¿Cuántas veces te has topado con una mujer o un hombre trans en esos puestos que tocan la punta de las pirámides laborales? Ciertamente, en la sociedad, las personas trans funcionan y existen muchos casos de éxito en el mundo, pero si nos remontamos a la fuerza de la generalización y sus contras, sabremos que nos faltan miles de kilómetros por avanzar en busca de derechos para las mujeres y los hombres trans.
Ángela nos enseñó fortaleza, amor, inclusión, educación y el nunca darte por vencido, aunque los usuarios en las redes te acaben, o digan respetarte, aunque en ese mismo comentario insinúen que no deberías estar ahí, en ese lugar por el que luchaste, al que le dedicaste horas, días, semanas, meses, años o tu vida entera.
Ángela nos mostró tanto que nos abrió los ojos a este nuevo mundo de intolerancia dentro de la comunidad, pero al final, podemos ver una luz brillante en el camino… Se ve como algo que llamamos tolerancia y unidad.
¡Viva Ángela! Y viva la madre patria.