Si decides quedarte: Las oportunidades solo pasan una vez en la vida

Compartido

“Amar a alguien significa darle alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarse”.

- Dalai Lama

 

No te engañes. He visto cómo le miras y la forma en la que aparece ese brillo en tu mirada cuando ves que pasa por ahí. También he sido testigo de la facilidad con la que puede dibujarte una sonrisa en el rostro con sólo pronunciar tu nombre. Incluso, casi he experimentado el júbilo y paz que te da el sentir su presencia cerca de ti.

En el tiempo que llevo aquí, he conocido muchas clases de amor. Desde el más volátil y superfluo, hasta el más profundo e intenso. Y hoy, creo que estoy siendo testigo de ese tipo de amor: un amor tan vivo y feroz como el fuego ardiente.

 

Sin embargo, debo mencionar que después de todo ese amor que burbujea como lava, también puedo ver algo más; algo muy parecido al miedo. Miedo a no ser suficientemente merecedor de alguien así, o miedo incluso a sentir el rechazo de alguien así. Miedo, miedo, miedo.

 

Al final, creo que las personas perdemos demasiado tiempo teniendo miedo de lo que puede ocurrir, pero que en realidad nunca pasa. Perdemos tanto por miedo, sabiendo que no hay nada peor que vivir el resto de nuestro días con la incertidumbre o el arrepentimiento de lo que hubiera pasado si hubiéramos tenido más valor. Y como todo, el hubiera de esfuma, deja de existir y con ello todo lo que pudo ser y no fue.

 

Creo que en tu caso, no quedarte y arriesgarte a tener a alguien así en tu vida, sería un completo fracaso, porque el verdadero error no es fallar, es no intentarlo y abdicar.

 

No quedarte y desistir te condenará a vivir arrepentido día y noche, culpándote innecesariamente hasta que tú mismo te aniquiles emocionalmente y te desprecies por haber sido cobarde y dejar pasar a alguien que probablemente, hubiera sido esa historia de amor que tanto querías escribir, una historia de la que jamás podrás saber el final. Vivir así no es vida, estarías muerto aún sin dejar de respirar.

 

Y aunque después de un tiempo la vida seguirá igual para ambos, sentirás que estar separados no era parte del plan. Te faltará algo y cada mañana al despertar, durante algunos instantes, vendrá esa recurrente sensación de tener un espacio vacío que no podrá ser llenado con nada ni nadie más que esa persona a la que dejaste ir. Y aún encontrando algo con qué tapar ese hueco, la sensación tarde o temprano volverá hasta convertirse en una enfermedad crónica con la que por resignación, aprenderás a vivir.

Después de todo lo anterior, si me permites un consejo, te diría que no lo pienses y ve por ello. No te esperes a extrañarle tanto que no puedas siquiera moverte. Evita conocer el dolor y la desesperación que causa el saber que alguien te falta y que aún pudiendo haber hecho algo para tenerle, no lo hiciste.

 

Que tu nombre no sea parte de las interminables listas de gente que por cobardía y temor, perdió las mejores oportunidades de su vida, porque entonces serás uno más que como tantos, sucumbió al fracaso antes de intentarlo.

Así que ve, toma el riesgo y aviéntate al vacío sin preguntarte si estás haciendo lo correcto o no. Sé como los bebés, que sin cuestionarlo o razonarlo, simplemente confían en que serán sujetados de nuevo por las manos de la persona que los lanza al aire.

Finalmente, lo peor que puede ocurrir, es que encuentres en esa persona, a alguien maravillosos que te haga cuestionarte por qué estabas tan asustado de intentarlo antes. No dejes que sea demasiado tarde.

 

Fin.

 

Alex Toledo.